Después de esta pasada Pascua en Jerusalén se han dado a la tarea de promocionar la construcción el Tercer Templo. La promoción del Tercer Templo ha consistido en grandes letreros en cientos de buses de Jerusalén, con anuncios que incluyen una imagen representando un Templo Judío en el actual Monte del Templo, haciendo el llamado de la construcción inmediata.
“El Templo puede ser construido pronto en nuestros días”, decía debajo de la foto de los carteles publicitarios, un texto sacado del libro de oración diario de los judíos ortodoxos. Según se conoce, el templo que se pretende construir estaría en el mismo lugar que el original, y que actualmente ocupan las dos mezquitas ubicadas sobre el Muro de las Lamentaciones.
El grupo conservador judío Eretz Yisrael Shelanu, del movimiento “Our Land of Israel/The Land of Israel is Ours” (Nuestra tierra de Israel/La Tierra de Israel es nuestra), es el promotor de esta campaña y encabezada por los rabinos Shalom-Dov Wolpe y Baruch Marzel. El grupo también es conocido de manera más abreviada como SOS-Israel.
Los organizadores han elegido colocar los carteles en buses cuyas rutas cruzan preferentemente los vecindarios árabes de Jerusalén Este. Los musulmanes han respondido lanzando huevos a los autobuses que exponen los anuncios.
“Israel y millones de judíos esperan con emoción la venida del Mesías y la reconstrucción del Templo. Los árabes y el presidente Obama saben que el Templo se construirá en el Monte del Templo en el mismo lugar que ahora ocupan los edificios provisionales”, dijo el rabino Volpo, líder de SOS.
Antecedentes del primer Templo de Jerusalén
Nabucodonosor fue quien destruyó el primer Templo de Jerusalén, edificado en los tiempos de Salomón. Fue hace 2.700 años. Según la tradición, en sus profundidades se conservaba el arca de la alianza. Fue reconstruido, pero en el año 70 los romanos volvieron a reducir este segundo templo a cenizas, hasta no dejar piedra sobre piedra, cumpliéndose la profecía de Jesús.
Desde entonces, erigir un nuevo templo (el tercero) ha sido el sueño de millones de judíos. Para ellos, su reconstrucción significaría que las profecías de los últimos tiempos se han cumplido, y que sería el momento de la llegada del Mesías (para ellos, la primera, puesto que no reconocen a Jesús como Mesías). Además, a nivel sociopolítico la construcción del templo determinaría para los judíos que llegaría por fin la escenografía del dominio israelí sobre Oriente Medio.
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