TEXTO BÍBLICO: JUECES 8:5
Es necesario definir el tema cansancio. Según El Diccionario de la Lengua Española, el cansancio se define como una enfermedad que consiste en la falta de fuerzas generalizadas que resultan después de haberse fatigado realizando un trabajo intenso. En este caso se trata del cansancio considerado normal y desaparece después de un periodo adecuado de descanso.
También se puede definir como una sensación subjetiva de falta de energía física o intelectual o de ambas. El cansancio es cuando se nota que falta energía para hacer un trabajo, a pesar de que exista voluntad de hacerlo, es cuando se siente que el cuerpo no responde. Hay que tener en cuenta que el cansancio se suele presentar en situaciones normales de la vida por causa de aburrimiento, infelicidad, desilusión, entre otros.
Todo el que trabaja se cansa, no importa el tipo de trabajo. Cansan los trabajos duros (albañilería, herrería, carpintería, agricultor), pero también, el trabajo “suave”, de oficina, también cansa. Un obrero llegó a juzgar su trabajo con el trabajo de la oficina, señalando que los que trabajaban en la administración no se cansaban, porque siempre estaban en aire acondicionado, mientras que los obreros tenían que estar en el sol y haciendo trabajos pesados. Ciertamente el obrero se cansaba más, pero los de la oficina también tenía su cansancio, también merecían sus vacaciones.
El cansancio físico es el mismo que tenía Gedeón y sus hombres, cuando dijeron: Cansados mas todavía persiguiendo.
Sin embargo, quisiera más bien, enfocarme en un tipo de cansancio espiritual y emocional. Es aquel, que se produce en el ser humano cuando ha sufrido alguna decepción, desilusión, rechazo, aburrimiento, infelicidad. Me refiero a aquella persona que dice ya no aguanto más, ya no voy a seguir, ya basta, no sigo más. Es el tipo de personas que los golpes de la vida le han quitado las fuerzas de seguir, a veces quisiera, pero no tiene fuerzas, no tiene otra motivación.
Gedeón era uno que estaba decepcionado de lo que había escuchado que Dios había hecho con su pueblo, y aunque estaba cansado y desilusionado, no se había conformado al dominio de los madianitas, Gedeón deseaba poder liberarse de sus opresores, Gedeón meditaba en que había que levantarse; pero necesitaba un estímulo, necesitaba la palabra de Jehová para emprender lo que su corazón anhelaba.
Gedeón fue el quinto juez de Israel, aunque era un campesino, era un hombre decidido y de convicciones propias. Gedeón era un hombre esforzado, pero quizás un poco cansado de esperar en la liberación de Dios, es por eso que cuando el Ángel de Jehová se le aparece le dice, en Jueces 6:12, una de sus principales cualidades: “Jehová está contigo, varón esforzado y valiente”; a lo que Gedeón responde en el verso 13: “Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha entregado en mano de los madianitas”.
Después de que el Ángel lo convenciera de que Dios estaba con él, Gedeón decide emprender la tarea de Dios, Jehová lo manda a filtrar el gran ejército que aceptó su llamado, más de 30 mil hombres; sin embargo, al final, Dios le ordena elegir a un grupo como de 300 hombres.
Con una estrategia del Cielo, Gedeón y esos 300 hombres lograron dispersar al numeroso ejército madianita y toda una noche y el día completo siguieron peleando y persiguiendo a sus enemigos. Ellos, completamente agotados y necesitados de comida y pertrechos, fueron a donde se suponía que recibirían ayuda, gente en la misma condición de opresión en que estaba Israel; sin embargo, esta gente le negó su ayuda. Sin dudas, esas eran razones suficientes para devolverse, eran razones suficientes para decir: ya Dios se apartó, necesito tiempo para mí. Son los momentos en que llega la lógica humana, somos 300 hombres cansados y sin comida, mientras ellos son 15 mil; era obvio que tenían que comer. No obstante, ellos mantuvieron su creencia en aquel que le había dicho: “con estos 300 hombres os salvaré y entregaré a los madianitas en tus manos”. ALELUYA.
Aunque tenían un cansancio físico, también tenían una batalla mental que ganar, el hecho de no tener comida, apoyo y de ser mucho menos en número, eran razones para pensar no seguir, pero vencieron el rechazo, vencieron la decepción, vencieron la desilusión y la traición.
El creyente tiene una batalla constante con los opresores, los demonios. A veces somos blanco del cansancio espiritual, del cansancio emocional.
Ya dijimos que existen varias causas del cansancio espiritual y emocional:
La Decepción o Desilusión. La decepción es un sentimiento de insatisfacción que surge cuando no se cumplen las expectativas sobre un deseo o una persona. Se forma en unir dos emociones primarias, la sorpresa y la pena. La decepción, si perdura, es un desencadenante para la frustración y más adelante, la depresión. Hay creyentes que deciden abandonar todo por una decepción, algo o alguien lo decepcionó con alguna actitud o palabra. Incluso, algunos hasta se han apartado del Señor por una decepción. Otros han abandonado el ministerio por una decepción. Son personas cansadas que decidieron sentarse, decidieron no seguir, porque nadie le ayudó, porque la iglesia no lo ayudó. Quizás empezó una labor con una expectativa grande y luego no se cumplieron sus expectativas. Quizá alguien dejo los estudios, dejó su trabajo, quiere separarse por una decepción. Pero déjame decirte que aunque tus expectativas no se han cumplido, que aunque estés desilusionado porque pensabas otra cosa, aunque los de Sucot y Peniel no te ayudaron, Dios quiere que aunque estés cansado, que sigas persiguiendo. GLORIA A DIOS.
EL RECHAZO. El Rechazo no es más que la no aceptación, no admisión o resistencia a algo. Es no aceptar. Gedeón no solo sintió el rechazo de su misión por parte de los de Sucot y Peniel, a él también se le rechazó el trabajo que había realizado; los hombres de Efraín le reconvinieron fuertemente (Jueces 8:1), o sea, lo reprendieron; pero Gedeón utilizó la sabiduría de Dios y pensó que tenía mucho trabajo por hacer. Él no pensó en devolverse, Gedeón no pensó en entregarle su trabajo a otro, Gedeón no pensó en dejar eso para que otro lo haga. Gedeón pensó en que había que hacer el trabajo que Dios mandó a hacer. Hay otros que se han cansado de la obra, por cualquier conflicto que surja. Creen que los conflictos, las agresiones y las criticas son razones para pensar que Dios no está en el asunto; sin embargo, permíteme decirte que aun en los conflictos, aun en las agresiones y criticas que has recibido, Dios está exigiendo que sigas, que no te detengas, que sigas. GLORIA A DIOS.
Hay veces que queremos las cosas fáciles, pero no todo viene fácil ¿Qué hubiese pasado con Moisés cuando su mismo pueblo lo delató y lo rechazó? El mismo pueblo no entendía que era para su bien.
EL ABURRIMIENTO. Esa es otra forma de provocar cansancio en el creyente. Es el cansancio o fastidio causados generalmente por disgustos o molestias, o por no tener nada que hacer. El que se encuentra aburrido pueden considerar su estado como una mera pérdida de tiempo. Hay quienes tienen que esperar en Dios, pero en vez de seguir esperando, se aburren y toman otro rumbo. Es el caso del soltero (a) que se aburrió de esperar y se cansó y acepto una oferta fuera de la voluntad de Dios. Aunque te hayas cansado de esperar, sigue persiguiendo ese objetivo, sigue persiguiendo la meta del supremo llamamiento, espera en Dios. ALELUYA.
LA INFELICIDAD. Es el estado de ánimo de la persona que se siente desgraciada y se encuentra triste por causa de un gran dolor o aflicción. Ese estado puede provocar cansancio y agotamiento espiritual. Hay quienes no son felices con lo que tienen. Hay gente que se siente desgraciada porque no ha conseguido el carro que desea, el trabajo que desea, el compañero que desea. La Palabra de Dios dice: “mas buscad el Reino de Dios y su justicia y las demás cosas os serán añadidas”.
Hay gente que tiene algún dolor físico o enfermedad que no lo deja ser feliz, y hasta dice: “Dios no me va a sanar”. A veces Dios dice Sí, a veces Dios dice espera; pero, a veces Dios dice no”. A Pablo Dios tuvo que decirle: “bástate mi gracia”. Es tiempo de que te sacudas y cambies tu lamento en baile. Es tiempo que dejes de mirar lo que el otro tiene o consiguió y comiences a mirar lo que Dios te ha dado. No es que seas conformista, sino que aprendas a ser feliz en cualquier circunstancia, Pablo dijo en Filipenses 4:11: “he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”. No es que no procures más, no, sigue trabajando y pidiéndole a Dios, pero mientras tanto se feliz, no te canses de serle fiel a Dios. GLORIA A DIOS.
CANSADOS MAS TODAVÍA PERSIGUIENDO.
Hay mucha gente cansada y mucha gente apática en la iglesia del Señor. Hay una diferencia importante entre el cansancio y la apatía.
El cansancio es cuando se nota que falta energía para hacer un trabajo, a pesar de que exista voluntad de hacerlo. Por el contrario la apatía aparece cuando no se tienen ganas de hacer las cosas.
El que es apático no le importa nada de lo que le pasa. Puede estar cayéndose a pedazos la iglesia y no le importa nada. Puede estar cayéndose a pedazos la casa y no le importa nada. Puede ver algo desordenado y no le importa nada. A esos, no me dirijo, sólo un arrepentimiento genuino los levanta. Me dirijo a esos que están cansados y han decidido detenerse. A esos que sienten la carga en su corazón, que aunque no hacen nada, su corazón se cae, se desploma de dolor. Pero el enemigo los ha paralizado, porque alguien le habló mal, porque alguien lo engañó, porque alguien lo rechazó, porque pensaba una cosa y vio otra. A esos me dirijo hoy, para decirle de parte de Dios que te levantes, que sigas persiguiendo. Dios sabe que estas cansado, pero quiere que sigas persiguiendo tu misión, que sigas el objetivo.
Es normal estar cansado, pero no es normal detenerse. En Dios hay que seguir. Si Gedeón y sus hombres no seguían persiguiendo, ellos no hubiesen derrotado al enemigo, ellos no hubiesen tenido su libertad. Otros Israelitas apáticos, preferían sacudir su trigo a escondidas en cuevas y cavernas; pero ellos dijeron, aunque estamos cansados, aunque tenemos hambre, sigamos nuestro propósito, sigamos hacia la libertad, sigamos hacia una vida abundante.
Yo he pasado por momentos de cansancio, momentos en que he dicho no predico mas, no acepto más cargos, no doy más conferencias; sin embargo, Dios ha tratado conmigo y he tenido que hacer y decir lo que Asaf: “hasta que entrando en el santuario de Dios…”
CONCLUSIÓN.
Este es momento propicio para reflexionar en Dios y decidirnos a seguir luchando. Decidirnos a avanzar.
· Es posible que usted se haya desilusionado con algo o alguien.
· Es posible que usted haya sido rechazado por su color, por su raza, por su condición económica o por su supuesta incapacidad.
· Es posible que usted haya sido traicionado por alguien de mucha confianza.
· Es posible que usted se haya cansado de esperar en Dios y su promesa.
Dios le envía a decir conmigo que no te detengas. Que no te desalientes. Que no te escondas. Que no te entregues. Que no te devuelvas. Que no te apartes. Que no permitas que el pecado te domine. Que Dios sabe que estas cansado y abatido, pero que Él sabe tu situación.
Dios te envía a decir conmigo que Él tiene el control de todo lo que te pase. Que Él espera tu decisión. Dios te dice varón esforzado estoy contigo. Varona esforzada estoy contigo.
Si sientes la carga en tu corazón no te resistas, haz la obra, Dios te dice que si te resistes te convertirás en un apático y ahí si es triste.
Si crees que tu cansancio es crónico, Jesús dijo en Mateo 11:28-30: “venid a mi todos los que están trabajados y cargados y yo os haré descansar”.
Proclama conmigo: Estoy cansado más todavía persiguiendo. Cansado del camino, sediento de ti, un desierto he cruzado, mi armadura sin fuerzas he quedado, vengo a ti. Luché como soldado y a veces sufrí, y aunque la lucha he ganado mi armadura he desgastado vengo a ti. Sumérgeme en el rio de tu espíritu, necesito refrescar este seco corazón sediento de ti. Sumérgeme en el rio de tu espíritu, necesito refrescar este seco corazón sediento de ti.
Sumérgete en el rio del Espíritu y recibirás fuerza para seguir, sumérgete en el rio del Espíritu y recibirás poder para decapitar y desarticular el plan del diablo contra ti, contra tu vida, contra tu familia, contra tus finanzas, contra tus propósitos, contra el plan de Dios para tu vida.
Sigue hacia adelante, que tu galardón es seguro.
Predicado por Hilario Balio en la iglesia Asamblea de Dios Rosa de Saron el domingo 5 de junio de 2011.
Predicado por Hilario Balio en la iglesia Asamblea de Dios Rosa de Saron el domingo 5 de junio de 2011.
3 Reacciones:
Muchas gracias por esta palabra tan edificante para mi vida...Dios me les continue en Bendición!!
Dios le ha usado definitivamente!
Palabras de aliento y bendición! Dios siga poniendo sabiduría en su pueblo
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