Johnny Lee Clary fue elegido pastor de una iglesia en Oklahoma que pertenece a una de las denominaciones afroamericanas más importantes de Estados Unidos. En el pasado, formó parte del movimiento racista Ku Klux Klan, que predica la supremacía de la raza blanca y por lo tanto el odio hacia cualquier raza que no sea la anglosajona. Ahora dedica gran parte de su ministerio a la reconciliación entre razas, recuperando «el espíritu de Pentecostés».
Johnny Lee Clary fue ordenado ministro de la Iglesia de Dios en Cristo (COGIC por las siglas de Church of God in Christ), denominación que cuenta con unos 6 millones de miembros predominantemente negros. Lee Clary fue reconocido como ministro por el obispo George McKinney, pastor de una iglesia en San Diego y miembro de la Junta Directiva de la COGIC.
Clary ha enfocado su ministerio a la reconciliación racial. «El obispo McKinney y yo sentimos que la reconciliación racial es más necesaria que nunca», expresó Clary, que se hizo amigo de McKinney en la década de 1990 en un evento de Promise Keepers. «Sentimos que sería una señal significativa si un ex miembro imperial del Ku Klux Klan, se uniese a la Iglesia de Dios en Cristo y alcanzase una posición dentro de la misma para lograr una reconciliación racial en Estados Unidos», explicó el nuevo pastor.
«Queremos aprovechar esta circunstancia para volver a cuando William Seymour y el avivamiento de Azusa Street sucedía, cuando los negros y los blancos estaban juntos», agregó Clary, que predicó en San Esteban el domingo. «Esto es lo que necesitamos para que esta nación supere el racismo».
Clary se unió al Ku Klux Klan cuando era adolescente y se convirtió en líder de los Caballeros Blancos del Ku Klux Klan. Pasado un tiempo se sentía cada vez más insatisfecho y finalmente renunció a su cargo. Con dos matrimonios fallidos, sin amigos y poco dinero, Clary se volvió al Dios, del cual había escuchado cuando era un niño, y aceptó a Cristo en 1990. Desde entonces, ha compartido su testimonio, incluso en algunos programas de televisión seculares, y predica en iglesias de los Estados Unidos y Australia.
«Yo sé la respuesta a la reconciliación racial: es Jesucristo», dijo. Afirma que cuando las personas le preguntan «¿Qué te ha hecho cambiar? Yo les digo que lo único que me hizo cambiar fue la Palabra de Dios. Porque cuando acepté a Cristo... tuve renovar mi mente, y esto se hace con la ayuda de la Palabra de Dios».
Tanto Clary como McKinney dicen que la Iglesia evangélica tiene la oportunidad de abordar el racismo, y afirman que éste mal no ha desaparecido en los Estados Unidos con la elección del primer presidente afroamericano, Barack Obama.
El sueño de Clary es «ver la iglesia tal y como era la iglesia primitiva de Hechos 2, en el día de Pentecostés. Cuando vino el Espíritu Santo, estaban congregadas allí representantes de todas las razas. También en Apocalipsis 7:9 dice que todas las razas se reunirán delante del trono del Cordero en el cielo. Es mejor aprender esto aquí en la tierra, antes de que podamos hacerlo bien en el cielo»
ANTECEDENTES
No es el primer hecho asombroso de este estilo. El pasado mes de mayo Philadelphia, corazón del Ku-Kux-Klan, eligió alcalde a un pastor evangélico negro. Este pequeño pueblo alcanzó la fama en 1964 a causa de un trágico suceso que conmovió al país entero: la desaparición y asesinato de tres jóvenes activistas a favor de los derechos civiles de la comunidad afroamericana. Los hechos fueron contados en la célebre película ´Arde Misisipi´
Hoy en día, Philadelphia es una localidad de 8.000 habitantes, donde los blancos continúan siendo mayoría, alrededor del 55%. Sin embargo, James Young, de 53 años, fue capaz de imponerse a Rayburn Waddell, el alcalde blanco de la ciudad con tres mandatos a sus espaldas. Un hecho fuera de lo esperable para nuestro tiempo, pero imposible hace unos pocos años.
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