Un grupo de cristianos evangélicos de la Iglesia Presbiteriana en Chiapas fueron agredidos el pasado 6 de febrero en el municipio de Tumbalá, en Chiapas, supuestamente por simpatizantes del Ejército Zapatista de Liberación. En el ataque, con machetes, piedras y palos, perdió la vida un hombre, y más de 20 personas resultaron heridas. La Iglesia Horeb ha denunciado los ataques.
El pastor Samuel Gutiérrez Solórzano, de la Iglesia Horeb, del poblado de Las Cascadas de Agua Azul, ha enviado una carta en la que cuenta que a las 6 de la mañana del pasado sábado los zapatistas agredieron a los evangélicos con machetes, piedras y palos, dejando como saldo un muerto, de nombre Adolfo Moreno Estrada, de 49 años de edad.
«MACHETAZOS Y PEDRADAS»
También fueron secuestrados 7 indígenas, que más tarde fueron dejados en libertad, luego de la intervención de personal del Gobierno de Chiapas, aunque hasta el momento los autores de estos delitos no han sido detenidos.
Samuel Gutiérrez relata cómo «el pasado 6 de febrero un grupo de fieles evangélicos de la Iglesia El Horeb, del poblado de las Cascadas de Agua Azul (Municipio de Tumbalá, Chiapas) fueron agredidos «por un grupo personas de la otra Campaña del EZLN». EL ataque se produjo «como a las 6 de la mañana, mientras estaban durmiendo en sus casas». Los evangélicos «fueron golpeados, heridos a balazos, con palos y machetes, con tiradores con plomos, piedras, grapas, etc.».
Hasta 40 personas se vieron afectadas con diversas lesiones de mayor o menor gravedad por este ataque. En el grupo se encontraban varios menores y algunas mujeres. La única víctima mortal fue Adolfo Moreno, mientras que otros siete fueron secuestrados y hasta doce personas tuvieron que ser hospitalizadas ante la gravedad de las heridas producidas.
El ataque fue perfectamente planeado, ya que al ir a producirse los agresores «cortaron la luz, restringieron el paso», de forma que los atacados «se quedaron sin comunicación, los heridos fueron trasladados por un camino y en vehículos particulares». Además, «no dejaban pasar la gente hacia el Centro Turístico a las Cascadas de Agua Azul».
Según el pastor, el ataque se debe a los problemas «agrarios y religiosos» que se manifiestan desde hace años en la zona. «El Gobierno de Chiapas ya está atendiendo a los hermanos» aunque de forma muy lenta. Además, las autoridades locales se manifestaron junto a los ancianos de la iglesia ante el Palacio de Gobierno en Tuxtla Gutiérrez «para pedir la solución a este problema».
Gutiérrez reconoce que la situación ha producido un gran temor y dolor entre los creyentes evangélicos. «Estuvimos hasta ahora consolando a los hermanos afectados, y al pastor de la Iglesia local». Y agrega que «hay mucho nerviosismo e incertidumbre».
La Iglesia de Horeb ha pedido a la Iglesia Nacional Presbiteriana que presione al Gobierno central para que «se haga justicia y agilice a dar solución definitiva sobre este problema», ya que «no es justo que nuestros hermanos sufran de esta forma, porque son gente trabajadora, unidos y buscan la paz y la armonía», reclama Gutiérrez.
Además, solicitan el apoyo de los creyentes en oración. También se pide la colaboración económica «para ayudar a los abogados en sus traslados». «Estamos buscando los buenos samaritanos, para dar consuelo, ungir las heridas a los hermanos a través del apoyo de abogados que están trabajando y le agradeceremos sus ofrendas y aportaciones», concluye la misiva.
La situación sigue siendo crítica de forma ya crónica para los cristianos evangélicos de Chiapas y alrededores, que son víctimas de continuos ataques vecinales, y siguen sin contar con la protección efectiva de las autoridades.
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