Los días en la Tierra podrían haberse acortado. Y la culpa la tienen los 90 segundos de susto y sacudidas que el planeta experimentó el pasado sábado, cuando un poderoso terremoto de 8.8 grados rasgaba la Tierra y dejaba una fractura de 350 kilómetros de longitud entre la Placa de Nazca y la Sudamericana, frente a las costas de Chile.
Tras la sacudida, los científicos de la NASA calculaban en sus laboratorios de Pasadena, California, el desplazamiento y redistribución de la masa planetaria. Un primer cálculo preliminar arrojó un dato sorprendente: el día se había acortado tras esos 90 segundos de sacudida, en aproximadamente 1.26 microsegundos. Un microsegundo equivale a una millonésima de segundo, una parte infinitesimal de vida arrancada de golpe a la habitual rotación de la Tierra en 24 horas (86 mil 400 segundos).
Para el equipo encabezado por Richard Gross, un experto en la medición de las entrañas y el equilibrio gravitacional del planeta, lo más impresionante de la sacudida fue que el eje de la Tierra se había desviado en 2.7 millarsegundos, es decir, en unos 8 centímetros. “La duración del día se debió acortar en aproximadamente 1.26 microsegundos y el eje sobre el que la masa terráquea encuentra su equilibrio se debió desplazar unos 2.7 millarsegundos (unos 8 centímetros o tres pulgadas)”, aseguró Gross mediante un correo electrónico.
Según Gross, esta no es la primera vez que un terremoto acorta la vida de un día en el planeta. Tras el terremoto del 2004 en el Océano Índico, que provocó un tsunami de proporciones bíblicas sobre las costas de Tailandia e Indonesia, el día se acortó en 6.8 microsegundos y el eje de la Tierra se desplazó en aproximadamente 2.3 millarsegundos, unos 7 centímetros. Gross y su equipo científico aseguran que varios terremotos consecutivos y de gran poder telúrico podrían acortar aún más la duración el día. “Pero estos cambios son muy, muy pequeños”, matizó para atajar cualquier asomo de histeria.
Peter Bird, experto en colisiones continentales y placas tectónicas y profesor en la Universidad de California (UCLA), dijo que la fuerza de un terremoto se ha convertido en esa mano invisible que durante siglos ha moldeado la faz y la dinámica rotacional de la Tierra: “Si la Tierra cambia de forma a causa de un terremoto y modifica la distribución de su masa, entonces, lo que llamamos el angular momentum (o momento cinético) (o velocidad de rotación en relación al eje), se modifica”.
“Es lo que se conoce como el efecto de la patinadora sobre hielo”, aseguró Bird al hablar de la aceleración de velocidad que se produce cuando la patinadora, después de tomar vuelo al inicio de su carrera, coloca los brazos en la espalda para reducir así la resistencia de su cuerpo al viento o cuando se desplaza más hacia el centro del círculo de patinaje”. En sentido inverso, “un sismo también puede causar una desaceleración y alargar el día si aleja la masa respecto del eje”, dijo Gross. “Lo que ocurrió tras el terremoto en Chile es que con el choque de las placas, algunas rocas y masa pueden haberse desplazado más hacia el centro de la Tierra, modificando así la masa y la dinámica”, añadió Bird.
No hay motivo para pánico
En México, Vladimir Kostoglodod, investigador del Departamento de Sismología de la Universidad Autónoma de México (UNAM), dijo que “tomando en cuenta que la magnitud de este terremoto y desplazamiento sobre la falla fue mucho menos que el terremoto de Sumatra, el efecto fue mínimo para ser registrado y no representa ningún peligro para nadie”. Como siempre, este tipo de eventos levanta el pánico, pero no producirá ningún cambio que podamos observar en la vida cotidiana, explico.
Fernando Angulo Brown, vicepresidente de la Escuela Superior de Física y Matemáticas del Instituto Politécnico Nacional (IPN), explicó que “cuando ocurre una redistribución de masas, por ejemplo, en un objeto esférico, no hay cambio en su eje; si una pelota es puesta a girar en un eje vertical y se cambia esa pelota de tal forma que en un hemisferio tenga un material más pesado que en otro hemisferio, esa redistribución de masas va a cambiar una variable física de la rotación llamada monitor angular, pero no necesariamente cambia la posición de su eje; lo mismo sucede con la Tierra”.
El cambio de la redistribución de masas en la corteza terrestre por un terremoto como el ocurrido en Chile es tan pequeño a nivel de la masa del globo terráqueo que cualquier cambio en el momento de inercia de la Tierra es ridículamente pequeño, de tal forma que su impacto en la velocidad de rotación y sus propiedades dinámicas es absolutamente imperfectible y despreciable, dijo el experto. Explicó que “en 1960 en la costa pacífico de Chile, hubo un terremoto de 9.5 y ¿qué pasó?, de ese año al día de hoy no ha pasado nada y aquí el temblor fue casi 30 veces más enérgico que el del sábado”.
El sismólogo asegura que cambia la distribución de masa, se modifica la distribución de rotación y en efecto cada vez que ocurre un temblor de esta naturaleza, como el de Chile, hay un pequeño cambio de la distribución de masas. Lo que pasó el sábado es que cierta cantidad de masa del fondo del océano Pacífico se movió por debajo del continente, se metió un poco más, pero resulta que hay otras regiones del planeta como la dorsal del Atlántico que es donde sale nuevo material a la corteza terrestre. Así como hay lugares donde se está metiendo material adentro del fondo del mar hay regiones del planeta donde está saliendo nuevo material, de tal forma que la cantidad de masa de la corteza terrestre se mantiene constante
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